Pronto serán invisibles, todos ellos. Pronto, las buenas gentes cargadas con bolsas de colores, dejarán de cruzar el parque o mirarán hacia otro lado para olvidar a la chusma que vive en una casa sin puertas ni ventanas. Ni un reniego escapará de sus bocas, ni un suspiro de rechazo. El descuido y la transparencia se harán dueños de la plaza, del cruce y la fuente cantarina. Hasta los chiquillos desdeñarán al chucho canijo que cubierto de pulgas deambula solitario. Ya no querrán estirarle las orejas ni colgarle unas latas del rabo desmochado. Ya no lanzarán balones saltarines que reboten en su cabeza ni gritarán GOOL.
Le pondrán vallas al recinto ignorando las corrientes que cortan el aliento. Cada año lo hacen. Y solaparán el hambre con redadas nocturnas que calmen sus conciencias. Con estancias de lujo en el albergue de turno. Baño, despioje y culito de sopa. Y es que diciembre avanza. La mugre se esconde bajo el felpudo y los chiquillos suspiran pegados a la pantalla del televisor.
Ningún niño sin juguete... Las muñecas de Famosa se dirigen al portal... El Turrón más caro del mundo... Las burbujas doradas… Langostinos Costanova... Un diamante es para siempre... Relojes con la hora del domingo... El perfume de las horas perfectas...
Y la megafonía de los grandes almacenes escupe Noche de Paz."
1 comentarios:
Simplemente GRACIAS Queta por este relato. Va bien no pensar sólo en las navidades de los centros comerciales.
Montse R.
BON NADAL !!!!!!!
Publicar un comentario