Me pasma el perfil quebrado de las barcas sobre la arena quieta. Miméticas y ancladas en un otoño frágil sin orden ni concierto. El aliento azul de su quilla sin amo, abandonada al tedio de los días que amanecen cortos, con el sucinto alimento de la tarde que avanza sin remedio y no llena su buche de madera en barbecho.
Me pasma observar y no ser visto porque han cegado sus velas y callado sus mástiles y la playa no canta su susurro de agua, no musita de olas ni murmura de sal, de algas contra el timón.
Vieja la luna nueva de mares presentidos. Sueño de barca que languidece al sol macilento del otoño. Savia de erizo, de roca, de estrella de mar...
martes, 24 de noviembre de 2009
Publicado por Queta García en 8:04
1 comentarios:
Como siempre, tus palabras me atrapan y evocan sentimientos y nostalgia.
Pere
Publicar un comentario