"RETRATS" Exposición de Margarida Garcia-Andreu

jueves, 19 de septiembre de 2013




El color la domina, y el sentimiento que pone en todo lo que hace.
 
Puede que a alguien le haya sorprendido esta exposición de retratos, le haya parecido original y hasta extemporánea, pero los cuadros de Margarida Garcia-Andreu están plagados de rostros, de perfiles; algunos cotidianos, otros surgidos de la noche de las ideas. Ella les da vida, les regala corazón. Las caras de Marga se acomodan con facilidad al lienzo, amanecen espontáneas, vivas...  Fluyen de su pincel con maestría, con rabia. Mujeres en su mayoría, campan a sus anchas por su pintura, siempre abigarrada, cargada de sensaciones, de dinamismo y vitalidad. Me vienen a la cabeza sus sirenas, los ojos de su madre, sus heroínas privadas..., las múltiples fisonomías que pueblan su mundo onírico, su ensoñación real. La artista las recrea, las maneja a sus anchas, las rodea de un universo particular, mueve sus hilos como un pequeño dios. Al fin y al cabo, en eso consiste crear y  Margarida Garcia-Andreu lo lleva en la sangre.
Es ésta una exposición de rostros reales, cercanos, pero la autora les aporta el dramatismo que la caracteriza, su toque personal.
 
He recogido una pequeña muestra de la exposición sólo para vuestros ojos. Para que tengáis en cuenta que no os la podéis perder. Los Retratos (en mayúsculas), estarán colgados hasta el día 19 de octubre en la Fundación Hervás de Gavà. Imprescindible darse un paseo hasta allí y otorgarse el personal homenaje que supone gozar de una pintura de calidad.
 
RETRATS  Margarida Garcia-Andreu
 
Fundació Hervás Amezcua
Carrer Major, 24   08850 Gavà (Barcelona)

Una luz anaranjada

jueves, 12 de septiembre de 2013


 
 
El verano era una luz anaranjada que se nos colaba dentro, un día largo, una sensación al alcance de cualquiera.

Una tormenta y un remanso, una torrentera entre bosques. Creer que todo era posible, eso era el verano. Que las horas cedían y se estiraban a nuestro antojo borrando la molestia de contarlas, recreándose en la atonía de dejarlas caer. El verano era un  deseo inacabado, un ya se verá, un hasta mañana..., en la seguridad de ver el sol sobre cada cabeza, en la certeza de beberlo, de apurarlo como un vaso, medio lleno, medio vacío ya.
Eso era el verano...
Algunas promesas incumplidas, la espera sin esperanza, la pequeña muerte del que vuelve, del que regresa al callejón sin salida, a la esquina vacía y el solar desierto. Un plazo interminable que termina, una carta marcada, una ilusión de realidad.