LOS DEDOS DEL AGUA
lunes, 29 de junio de 2009
Como la palmera que se inclina hacia el agua, así se aproxima mi cuerpo a la orilla, lento y vacilante, con pies de niño que aún no reconoce el mar. Y sumergirme se me antoja imprescindible y se erige, todopoderoso, el afán por regresar al origen, por volver al caldo de vultivo donde comenzó todo, la vida... Ésta misma que, como una rémora, me arrastra por unos caminos que sólo conducen a un final: El océano, mi playa... Entre los dedos del agua y la voz de la marea que me llama con su canto de sirena, que me envuelve en su oleaje de cuna y me mece en su vaivén de corriente que arrastra la arena.
Sueña conmigo que subes a esa palmera y que, como vagabundo, te lanzas al vacío azul, profundo e insondable, y que asomas la cabeza entre las olas para volver a trepar y zambullirte de nuevo. Sin ver más allá de la playa, más allá de tus manos... La explanada infinita cómplice de las nubes, del peso y la ausencia de gravedad.
Publicado por Queta García en 1:25
2 comentarios:
Para perderse con tus palabras en ese paraiso que has fotografiado.
Rosa
Cada vegada m'agraden més les entrades del teu bloc i aquesta és perfecta per l'època.
Montse
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