Noche de Paz 3

lunes, 15 de diciembre de 2008

Os ofrezco la mirada torva de la gente, la esquiva que no quiere ver.
Aquí tenéis la penúltima entrega del relato. Estaría bien que, una vez sentados a la mesa, recordáramos alguna de estas líneas, alguna de estas imágenes.

"(...)Son los mismos de siempre. Presentes y marciales. Dolidos y olvidados. Una flotilla itinerante, de edad indefinida, que busca acomodo sin ser vista.
No ha habido bajas en esta mañana azul. Y el grupo se felicita recordando otras noches menos afortunadas. Como una extraña familia, los moradores del lugar se arraciman en torno al chusco y al cartón de vino medio vacío que pasará de boca en boca sin quedarse. Es la hora de dar gracias. De bendecir la primera comida del día y regocijarse porque, a decir verdad, nunca se sabe cuándo será la próxima. Es también la hora de asearse en la fuente fría, de rascarle la espalda al vecino y la cabeza al pobre chucho trastocado que se ha empeñado en correr la misma suerte que este grupo singular. La hora de seguir y de volver a empezar.
Tiempo habrá de mirar al cielo. De distinguir la calle y las luces que comienzan a encenderse tras los balcones cegados, entelados de vapor. De sentir la punzada que se instala en el pecho como una corriente de aire, y añorar la casa, el mantel de cuadros, la mesa puesta y el olor a café. De punta a punta de la rúa, han colocado guirnaldas, bombillas de colores y coronas de acebo, y la ciudad los ignora asfixiada por el verde del abeto, demasiado atareada en otras causas, en trascendentes asuntos. El hogar de los sin techo se engalana por unos días y el espacio se ilumina, aderezado como la guinda de un pastel. La mirada se encandila y la piel se eriza como la de un niño chico, pero la inocencia se perdió hace mucho y ahora el firmamento amenaza con caérseles encima con el peso de tanto perifollo.El perrillo inquieto no entiende de filigranas. Corretea entre las piernas del personal y mueve la cola contento, satisfecho de hallarse(...)"

La semana que viene encontraréis la cuarta y última parte de esta historia de todos los días. No faltéis a la cita.


1 comentarios:

Anónimo dijo...

En estos tiempos de crisis me parece una historia bien real.
José