Noche de Paz 2

domingo, 7 de diciembre de 2008


Por mucho que cerremos los ojos siguen ahí, no desaparecen a pesar de las luces.
Segunda entrega de esta historia real.

"(...)Los residentes duermen a ratos, a trompicones. La pequeña fogata de la víspera, se apagó hace mucho. Medio cubiertos entre cartones, las barbas se han cuajado y presentan un aspecto blanquecino y tieso, como de ancianidad prematura. La helada ensancha la noche, la puebla de desalientos. Una luna, perforada y redonda, sonríe desde las alturas como un queso demasiado lejano para poder hincarle el diente. Y aún quedan muchas horas, vigilias sin sueños enguantadas de blanco, afiladas de acero; doloridas en los huesos que retienen el frío, voraces de hambre en el pozo vacío de las papeleras sin fondo. Alguna colilla se apura entre dientes y pasa de mano en mano, bocanadas de hielo entre extraños compañeros.
Las primeras gentes van y vienen a su tarea y un despertador rebota en los confines de una mesilla ajena. La ciudad se despereza justa, ecuánime. Los semáforos crujen, los coches forman en el cruce como pequeños escuadrones de plomo y algunos ojos se desvían incómodos mientras dura la luz roja. Impávidos observan la misma escena. Esquivos. Y nada cambia.
El perrillo consumido, harto ya de dar vueltas a la noria de la gula, se detiene junto a uno de los cuerpos pasmados, olisquea contento y comienza a lamer una mano que pende hacia el vacío. Y una caricia escapa desmañada, casi artrítica, dentro de un guante sin dedos. Pero el acto es reflejo, perdido entre los vapores del sueño, huido de la realidad por falta de costumbre.Es otra mañana que despunta, que pasea por el parque como una rígida dama encopetada. Una más, azul y despavorida, pero letárgica. La necesidad humilla los cuerpos. El ayuno los hunde en un bendito sopor, en una agradecida hibernación que hace la jornada menos temporal(....)"

1 comentarios:

Anónimo dijo...

Me encanta tu enfoque. La foto muy lograda.
Adrià